martes, 27 de septiembre de 2016

UN GRITO EN LA NOCHE



He despertado y a través de mi ventana veo oscuridad.
Imaginé haber alcanzado la mañana,
Haber descubierto la verdad,
mas aún sigo atrapado en esta telaraña.

Nubes oscuras cual la misma noche,
dejan pensar en tormenta.
Crujen las ramas en un constante choque.
La desesperanza, de este miedo se alimenta.

Pensé ir por buen camino,
por sendero de paz.
Mas el cruel destino
parece no acabar.

Lobos aúllan a la distancia.
Cuervos sus plumas en mi puerta dejan.
Y en la pradera mi estancia
no fue más que un ínfimo instante que se aleja.

La rosa plantada parece desfallecer
En el desierto no florecerá.
Ilusorio se hace mi creer,
mi luz parece que no brillará.

Dragones atacan mi corazón
y nublan los pensamientos,
muy clara es su razón,
quieren mi ser como su alimento.

Lucho contra los monstruos
que buscan mi sangre beber,
y también de ellos hay otros
que buscan de mi alma el perecer.

Deseo un beso, una caricia, un susurro.
Lejos de esta lucha quiero huir.
Mientras esté siempre al lado suyo
seguro podré sobrevivir.

Así podré huir de estos negros seres,
de monstruos hambrientos,
de quienes siendo crueles,
incesantemente desean mi último aliento.



UNA NUEVA Y DULCE ESPERA



¿Serán tus ojos semejantes a los de tu madre?
¿O como los míos cuando inquiera en ellos?
Tu cabello, ¿ha de ser como el sol, o como la noche?
Tu piel, ¿cual blanco invierno o cual suave tono de miel?

No te han visto mis ojos, mas les das luz.
No te han sentido mis manos, mas les das calor.
No te ha acurrucado mi pecho, mas te anhela.
No te han conocido mis oídos, mas eres música para mí.

Tan cercana está tu llegada y lejana a la vez.
Dulce espera es esta.
Es muy deseado tu respirar, el palpitar de tu corazón.
Tu sonrisa.

Hemos solicitado al dador de la vida
Que la tuya sea bendecida y fortalecida.
Así ha de ser, mi dulce luz, por Su grandeza.
Tu voz nos alentará.

Nuestros brazos te esperan abiertos
Nuestros corazones te ansían.
Este es verdadero amor
Este que ha nacido aún sin que tú lo hayas hecho.

El tiempo no apagará esta llama,
Mas se verá fortalecida.
Tus miradas, tus sonrisas, tus abrazos
Nos han de llenar de plenitud el vivir.

Ven con nosotros, ven con tus padres.
Ansiosos estamos por tenerte,
Por protegerte, por amarte.
Ven piedra preciosa, nuestro tesoro.
Ven pronto… Abigail