una falsa brisa en el desierto,
un agudo crujir,
una lágrima en el rincón inalcanzable del corazón.
Suaves pero mortales golpes en el rostro.
Las vivencias del ayer,
una fingida sonrisa.
Mientras camina por indescriptibles deseos,
mientras camina hacia densa niebla,
hacia frío lago,
donde yacen las secas hojas de los árboles sin fruto,
mientras hacia allí se dirige,
sus piernas tiemblan.
Dulces ojos contempla,
dulces ojos materiales,
mas detrás de ellos sabe que algo se oculta.
Algo insospechado por ella,
algo doloroso para ella,
para él,
por ella y por él.
Sinfonía agonizante,
telón que no cae en su vida,
que no caerá,
sino que tan solo una breve interrupción tendrá.
Interrupción que llega cuando sus ojos se cierran,
no para siempre, sino para juzgarle su papel en la obra,
la obra de su vida.
Una rosa negra en su mano,
una sonrisa que es tan solo ilusión.
Nubes que ocultan el sol,
que ocultan la vida,
que congelan el alma.
Voces quebradas, de alma quebrantadas.
Ira...
En este camino sin serenidad,
de largo transitar,
y de corto bienestar
se esfuma la verdad,
se mata sin piedad.
Se ríe sin reír,
se vive sin vivir.
Deseos que no llegarán,
deseos pintados sobre lienzo de farsa.
La sangre es la pintura,
su propia sangre es la pintura.
Cada falso deseo más rojo de su ser necesita,
y cada deseo no trae más vida,
sino que poco a poco la lleva a penoso final.
Un profundo respirar,
antes de apagar las luces de su corazón.
Un profundo respirar,
agonía de un adiós.
Se acaba,
se acaba,
se acabará...
